Sobre la Pregnancia de los Pensamientos
Usualmente intento explicarle a los consultantes que percibo en sus palabras… es como ver sus pensamientos y en muchas ocasiones intenté enseñar una técnica para que cada quien pueda hacerlo sin necesitar un terapeuta.
La idea básica, por la que se me ocurre empezar ahora es que si lo pensaste, es porque algo de eso ocurre en tu consciencia, y si ocurre en tu consciencia es porque pertenece a un engrama o esquema de pensamiento más complejo y característicamente contradictorio.
Por ejemplo: Ariana suele decir “No, yo no digo que no” es evidente la contradicción, verdad? Sobre todo, pues esa es su respuesta a cuando le repito sus propias contradicciones: “Mi mamá no me cuida” ¿Tu mamá no te cuida?” “No, yo no digo que no , que no me cuida”.
Fritz Perls, creador de la Terapia Gestalt, tenía un frase genial “los neuróticos pasamos la mitad de nuestra vida creando trampas, y la otra mitad cayendo en ellas”. Las trampas mentales son las que me ocupan en este capítulo.
Intentaré desanudar este conocimiento que por haberlo adquirido entre práctica e intuición me resulta muy difícil desglosarlo para explicarlo.
Empiezo contando cómo fue que descubrí esta técnica: Era verano, me estaba duchando en la hermosa casa que habité durante un tiempo en Ingeniero Maschwitz, Pcia de Buenos Aires. Una fresca mañana de verano, el agua salía estupenda, espiaba por la ventana un jardín hermoso, pasto cortado, árboles floridos, los jazmines perfumaban todo, el cielo claro, despejado, todo brillaba y sonreía… y yo feliz de contemplar todo, pero un murmullo iracundo emergía de mis entrañas.
Si.. creo que hasta ese momento me había ocurrido esto muchas, muchísimas veces y el mal humor se apoderaba de mi mente, y se manifestaba haciendo o diciendo cosas que hacían daño, a mi misma (me decía las cosas más horribles!!) y/o a quienes me rodeaban (Si, se que he dicho cosas muy hirientes, sin querer!). En ese instante, ese preciso [precioso] instante, me pesqué. Atrapé a la mente habando, mascullando enojos. Enojos con personas que hacía días, meses o años que no veía… Enojos antiguos, víctimas y victimarios, juegos de acusaciones… pufff menos mal que me estaba bañando… porque mi mente emanaba un hediondo perfume a podredumbre. Ahí, en ese instante en que pude desidentificarme de estos pensamientos y notar la diferencia entre mi estado de ánimo al mirar afuera y esa ira… ahí me di cuenta en carne propia que “yo no soy mi mente, soy algo más, mucho más que la mente” En ese momento no lo llamé mente, pues poco conocía de esos términos y en la facultad de psicología, muy psicoanalítica en ese momento, era “mala palabra” la mente. Entonces lo pensé como distintos niveles de consciencia… como que al mismo tiempo podemos pensar en varios niveles de conciencia,. En primer plano, por un instante aparecía una idea o pensamiento, y luego como niveles sub-concientes que podían intercambiar lugares. Y que si bien no eran todos los pensamientos conscientes al mismo tiempo podíamos, con intención y voluntad, percibir algunos de ellos. Y lo que sí tenía claro era que se influenciaban mutuamente.
Entonces, allí estaba, dándome una maravillosa ducha de domingo de verano… con todo mi ser intentando disfrutar y una mente gruñona que no dejaba de despotricar… “Es el hígado”, pensé. Pues en la Medicina Tradicional China el hígado y la Vesícula Biliar son órgano y víscera del elemento Madera:
La fuerza oculta que emana de la profundidad misteriosa del cielo engendra el SHEN, esta fuerza misteriosa engendra y da nacimiento a cada una de las especies así como los cambios y mutaciones de esta.
Estos cambios:
En el cielo se manifiestan en el Viento,
En la Tierra en la madera,
en el cuerpo humano, en los músculos y tendones,
En los órganos en el Hígado,
En el color, el verde-azul,
En los tonos en la tercera nota (mi)
En los sonidos de la voz, en el grito,
En los cambios emotivos la decisión,
En los orificios, los ojos,
En el sabor, el ácido-agrio,
En los sentimientos y anhelos, se manifiesta en la cólera.
La cólera puede dañar al hígado, la melancolía puede frenar o dominar la cólera.
El viento puede herir o dañar a los tendones y los músculos, la sequedad puede frenar y dominar al viento.
El sabor ácido y agrio puede dañar a los músculos y tendones, el picsnte frena o domina al sabor ácido-agrio.
Este poema del So Wen siempre resuena en mi mente… otro de los grandes insights de mi historia.
Si, claro… el hígado piensa en mi mente. “¿Y si es esta la forma que tiene este órgano para notificarle a mi consciencia que está estresado?”
En ese momento mi alimentación no era demasiado buena… desinformación, ritmos disfuncionales de vida y otras cuestiones, hacían que pase horas (más de 8 o 12 hs) sin probar bocado, y cuando comía, optaba por harinas, hidratos de carbono y grasas. Pero eso es tema de otro capítulo.
Volviendo el tema de la ducha… terminé de ducharme y seguí observando esos pensamientos… los dejé fluir, pasaban por mi conciencia cual hojitas deslizándose sobre el río: Pasan muchas juntas, y la atención se posaba en algunas, otras tomaban mi ser y me enfurecía y luego, me daba cuenta que eran ideas alejadas de la realidad presente, eran ideas atemporales, entonces soltaba mis manos, aflojaba los hombros y la mandíbula, y seguía mirando las hojitas-ideas pasar.
Al haberme podido separar de los pensamientos, pude dejar que estos ocurran libremente, no intenté – por primera vez- quitarlos, anularlos, despreciarlos o lo que fuera… al contrario, los dejé ser, los dejé estar y mostrarme lo que querían que yo sepa. Y empezó a pasar una película de lo más bizarra en mi mente.. tomando diferentes elementos de la realidad, y sino éstos interpretados completamente
Eso fue desidentificarme por primera vez. Al desidentificarme, pude comenzar a verlos como una película que mi mente iba contando… Una peli compuesta por muchas, muchísimas escenas con diferentes personajes.
Tome nota de algunas de esas imágenes.. algunas palabras sueltas, diálogos que se repetían… y no encontraba sentido válido. Luego me dije, dejalo anotado y en otro momento, al leerlo, lo vas a encontrar. Eso no ocurrió. Lo entendí muchos años después.. O mejor dicho lo terminé de entender en un retiro espiritual, unos… 5 años más tarde. [Desenamorarse de la historia personal].
En ese momento, había algo que sí caracterizaba todos los pensamientos… enojo, ira contenida, que se manifestaba en un primer momento en las escenas que me generaban esa bronca, y luego, se transformaron en formas fantasiosas, irreales de solucionarlo, con mucha violencia… como transformarme en una especie de Super héroe ficcional y atar al otro con un lazo mágico, o gritar y aturdir, etc.
En todos esos pensamientos, lo que lograba era anular la amenaza: Pero no sabía cómo se hacía, entonces recurría a la fantasía. Es más, ni siquiera sabía que se trataban de amenazas… en ese momento, solo eran reacciones.
La ira que caracterizaba todas esas imágenes, y la forma de resolverlas en mi fantasía, era adecuado para lo que los libros decían, según “la formación de síntomas, conferencia 23 de Freud” . Pero a mi me daba una información extra que en ese momento no terminaba de entender. Hoy tengo una idea más cabal, y creo que esos pensamientos nos dan muchísima información extra acerca de nosotros mismos, pues nuestros pensamientos son resultado de filtros que ponemos a la realidad, y nuestros pensamientos nos hablan de esos filtros, y también nos hablan de la realidad que percibimos y la que no percibimos consciente-mente.
Si podemos des-identificarnos, y tomar los pensamientos y emociones como una bizarra o exagerada película, vamos a extraer:
Que percibimos.
Que quedó en nuestra mente de lo que percibimos (como filtramos, elegimos inconscientemente qué queda y qué olvidamos)
Como estamos entendiendo esa realidad (como la estamos interpretando y por tanto deformando en base a nuestras interpretaciones)
Cuales son las creencias subyacentes que configuran nuestra realidad.
Cómo solemos resolver nuestros conflictos
Cuales son las fantasías o lo que quisiéramos lograr.
Todo esto es muy complejo, vamos a ir paso por paso.
Un punto importante es el deseo de desenamorarnos de nuestra historia personal.
Sara llegó un día al consultorio diciendo “Todo está muy bien, mucho más ordenado, ya no tengo esos estados de ansiedad… pero sigue quedando un poquito de algo ahí que me molesta” El pequeño sufridor ilustrado… ese pedacito de personalidad, ego o self, que aún sigue identificado al sufrimiento, y pareciera que necesitamos sostener para justificarnos, [culparnos y] dis-culparnos. Incluso pareciera que necesitamos sufrir para sentir alegría Tenemos cierta incapacidad para pensar totalidades, y esa incapacidad nos lleva una y otra vez al pensamiento polar, yin-yang, lindo-feo, tristeza-alegría, amor-odio. Entonces si hemos de estar alegres ahora es porque hemos sufrido horrores antes…
Tal vez se trate de un pensamiento, y nada más. Sólo una idea que pasa por mi mente ahora, es sólo una idea, ni mas real, ni menos verdadera que pensar que las nubes son esponjosas y mulliditas o que son grandes masas de vapor en brusco movimiento interno.
Volviendo al “pequeño sufridor ilustrado” podemos entenderlo de mil formas diferentes.. la idea es que una pequeña parte de nosotros continúa sosteniendo el rol de víctima, de ser que ha sido irremediablemente dañado en algún sentido. Entiéndase, todos hemos vivido traumas, cada quién lo que le ha tocado, y cada sufrimiento es incomparable… Cada quien tiene el suyo, y seguro que configuró mucho de la personalidad que has construido hasta hoy.
Habitualmente escucho historias de vida, explicaciones de por qué la gente llega a ser o a hacer determinada cosa. “Yo soy así porque…”
¿Te gusta esa historia de sufrimiento? En mi caso personal, no me gusta ni un poco, pues se que he sufrido horrores…
¿Y si te dijera que no eres esa historia? ¿Qué pasaría si te atrevieras a pensar un instante que esa historia es solo una historia, y que vos hoy podés cambiar las consecuencias de eso que te pasó? ¿No te sentiste amada/o o al revés, te sentiste abrumado/a por el amor de tus padres? ¿Te hicieron daño y nadie pudo defenderte? ¿Sufriste catástrofes naturales y aún hoy las revivis?
Bien, por un lado hay muchas terapias específicas para tratar los efectos postraumáticos de las vivencias, como ser EMDR y Experiencia Somática, que son las que más conozco y recomiendo. Por otro lado, hay un parte de tu personalidad que tomó ese hecho y construyó una fortaleza sobre ese pozo. El problema es que esa fortaleza, siempre te recuerda el pozo, es como un monumento al dolor… Si, estoy siendo un poco dura, lo se, e intentaré decirlo de otra forma.
Toda esa pila de dolor que ha marcado tu historia negativamente, o todos esos orgullos de sobreviviente, son un punto de apoyo para el ego sufridor, y fomenta el seguir sufriendo. Pues cada vez que recordás y/o contás la historia una parte tuya revive la situación (o todo tu ser), incluso en tu cuerpo podemos leer ese sufrimiento, por repetición de posturas, movimientos, conductas etc.
Muchas veces, el cuerpo se transforma en ese monumento al dolor… y el dolor duele.
Ojo! Hay cosas que duelen y está bien que duelan… el sufrimiento, sin embargo surge al quedar pegado a ese dolor y repetirlo en cada gesto oportuno, eso no tiene mucho sentido si queres y estas decidida/o a ser feliz.
Entonces, vuelvo a preguntar…
Si tu historia hubiera sido diferente, ideal….¿Cómo serías hoy? ¿Qué características en ti serían hoy diferentes? ¿Cómo reaccionarías a las diferentes circunstancias de la vida? [escribí las respuestas!!]
En cuanto Sara iba diciendo que habia algo ahi que le molestaba, comenzaba a reírse y descubrir que era el pequeño sufridor ilustrado… y también está bien dejarlo ahí!
Textualmente ella me dijo “Dejame mi pedacito de mierdita… dejame ese poquitito de mierdita ahi para sufrir un poco más” Y acordamos que estaba perfecto dejar eso ahí, hasta que ya no necesite tenerlo, mostrarlo, aferrarse a ese dolor.
Otro ejemplo fue dado en un curso intensivo y retiro de dos días, donde una mujer presentó la siguiente imagen: “Es como si yo guardara el tacho de basura del baño, lleno de papel higiénico usado; y en lugar de vaciarlo lo guardara cual tesoro, para un día llevarlo a tu casa y mostrarte “Mirá toda la mierda que tengo guardada!”
Brutal.
Eso hacemos muchas veces con las cosas que nos lastimaron… los mostramos con orgullo… el orgullo del superviviente, lo llamo.
Y si, hay que ser valiente para sobrevivir a eso… y contarlo. Y ya está.
Bien… y ahora … ¿Qué te impide hoy actuar de esa manera?
Suelo invitar a mis pacientes a maternarse y paternarse a sí mismos, a generarse los recursos que hubieran deseado recibir. Podemos hacerlo mediante ejercicios de meditación e imaginería guiadas, podemos hacerlo con técnicas específicas para eso (Generar recursos en Experiencia somática y en EMDR).
1 Comentario
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